¡La palabra crisis es la más repetida en los últimos meses, pero y si fuéramos capaces de cambiar el término por el de oportunidad!
Suena extraño que alguien hable de oportunidad en un momento como el actual, en una época en la que la incertidumbre nos ha atrapado, la confianza económica se ha perdido entre todos los agentes, el sector financiero está quebrando en muchos países occidentales, un momento donde existe miedo real en las familias y en los responsables empresariales e institucionales en relación al cobro-pago de las nóminas a corto plazo, al tiempo que el crecimiento galopante del desempleo ha pasado a ser la principal preocupación de la sociedad canaria. Sin embargo, con un simple cambio de visión de todos provocaríamos una variación de tendencia.
Si los políticos crearan esperanza y no inquietud, si los dirigentes empresariales modificaran el concepto de reducción en el gasto salarial por inversión en su principal activo de la empresa, si los responsables de las entidades bancarias asumieran el riesgo de invertir en nuevas ideas o en nuevos proyectos , si cada empleado se “identificase” con los objetivos de su empresa y comprendiera que forma parte de la imagen de la misma, si consiguiéramos reemplazar el “usar y tirar” que rige nuestro consumo actual por un consumo responsable que se ajuste a nuestra situación económica y respete el medioambiente, si cada ama de casa aprovechase la comida que tira a diario, si todos fuéramos capaces de valorar cada uno de los euros y de los segundos que se malgastan a diario a nivel personal, empresarial e institucional, generaríamos el cambio necesario.
Un amigo me dijo una vez que cada día que amanece puedes levantarte siendo una persona nueva. Con el tiempo coincido con él y cada mañana me convenzo que de que debemos despertarnos con ilusión y esperanza para conseguir que todos nuestros actos hagan que este mundo resultante de nuestras actuaciones sea más justo. Basta un simple cambio de visión que depende de nosotros, no de los políticos ni de los dirigentes empresariales e institucionales.
Nosotros somos los que debemos generar ilusión y no inquietud, esperanza y no preocupación, alegría y no tristeza, paz y no guerra. Y aunque parezca que la economía no depende de esto, intentémoslo.
Fdo. Carlos Cazorla Marrero
¿Cree que es una mente privilegiada en economía? ¿Considera que pocas cosas (o ninguna) se le escapan del mundo de los bancos? ¿La banca para usted no tiene secretos? Posiblemente, esté equivocado. Al menos, así parece indicarlo la denominada por los expertos como la mayor encuesta mundial sobre conocimientos financieros que ha realizado Gallup. Esta empresa realizó sondeos en 2014 a un total de 150.000 personas en 148 países de todo el mundo.
La encuesta tenía en cuenta preguntas relacionadas con cuatro temas considerados básicos: aritmética, inflación, diversificación de riesgo e interés compuesto. Los datos obtenidos después de haber examinado las respuestas de los encuestados han revelado que uno de cada tres adultos son analfabetos financieros, obteniendo los hombres una calificación ligeramente mejor que las mujeres. Según Anna Maria Lusardi, del Centro de Excelencia de Educación Financiera Global de la Universidad George Washington, el informe es “preocupante” al demostrar la ignorancia que pervive en muchos territorios.
Por países, los escandinavos fueron los que más nota sacaron, y siete de cada diez personas obtuvieron en su mayoría respuestas correctas. En el sur de Europa, tan sólo el 28% de la población tienen conocimientos suficientes en teoría económica. España cuenta con un 49% de habitantes 'cultos' a nivel financiero, unos datos equiparables con Francia, Grecia, Eslovaquia o Austria. Peores cifras para nuestros vecinos portugueses, con un porcentaje situado entre el 25 y el 34%; y para los italianos, con un porcentaje entre el 35 y 44%. Alemania y Reino Unido superan al sur de Europa con un porcentaje de entre el 65 y 75%.
Los resultados del análisis –llamado 'S&P Global FinLit Survey'– han salido a la luz esta semana después de ser estudiados por el Grupo de Desarrollo del Banco Mundial y del Centro Global para la Excelencia del Alfabetismo Financiero de la Universidad George Washington, ubicado en la capital estadounidense.
El confidencial